NACI脫 CULEBRA pero maullaba; creci贸 gataza pero con alas de lechuza; como no coincid铆a con las mujeres standard los viejos druidas se reunieron, agitaron su marmita, sali贸 el or谩culo, “pobre del que se fije en la belleza de la pantera y no en sus garras”. As铆 vivi贸 oscura y sin saberse hasta que rompi贸 su 煤ltima capa de vulnerable: aprendi贸 a boxear y mir贸 al cielo; buscaba por todas partes el flequillo de las nubes, la melena de las tormentas: quer铆a poner el punto exacto sobre la jota maravillosa. Un d铆a se sinti贸 preparada: entonces licenci贸 a su colibr铆 y sali贸 de la cueva poderosa, due帽a de todas sus flechas, cada una de ellas untada de Victoria.