COMO NADIE le dijo que no se pueden cultivar tulipanes en el 脕rtico, ella fue sembrando bulbos entre el hielo, a ver qu茅 pasa, confiada de su pasi贸n y su fuego, y ahora sus ejemplares son los m谩s deslumbrantes en el mercado de las flores, cotizados como el caviar de los p茅talos, de tonos tan vivos que parece que fueran a cantar, de forma que se guardan colas en su florister铆a y hasta los m谩s viejos se hacen preguntas maliciosas: ¿a tantos les gustan de pronto los tulipanes del 脕rtico... o lo que de verdad les gusta es el reflejo que hacen sobre los ojos de la tulipanera?